Aclarado históricamente, aunque brevemente, y entrando en la materia que nos ocupa, los hechos acaecidos durante este mes de Agosto en Melilla, no deben ser calificados más que de absurdos, pero que tanto bombo y platillo casi consiguen dar al ruido realizado por cuatro músicos de medio pelo, categoría de orquesta.
Con independencia de las mas que sensatas declaraciones realizadas por la compañera Secretaria General de CCOO en Melilla, desde la Coordinadora Federal de Policías Autonómicos y Locales no nos queda más que unirnos al homenaje del SUP a sus compañeras, el Sindicato Unificado de la Policía (SUP) que ha comenzado una campaña para apoyar a las compañeras de Melilla que han sido «humilladas» con los fotomontajes que los activistas marroquíes colocaron en la frontera.
Que la misoginia es una enfermedad de la que algún que otro trastornado deba tratarse, o que algún que otro miembro del Gobierno actúe a destiempo, no debe en ningún caso ser utilizado políticamente por algún que otro miembro de la oposición para ir de “bolos” a crispar una situación cuyo único objetivo era obtener votos y pescar en río revuelto.
Pasados unos días y con la relativa calma que da el paso del tiempo y del acuerdo obtenido por el Ministro Rubalcaba que no ha entrado en las provocaciones, ni de marroquíes ni de los personajes de la corte de Rajoy, me queda la tranquilidad de saber que, en esta crisis no gobierna el PP, porque cuando el ex-presidente Aznar aterrizo en Melilla resonaron en mis oídos sus palabras: Ya no se puede hacer nada más. Que Dios les ayude, que tengan mucha suerte y que vuelvan con el triunfo, era la noche del 16 de julio de 2002, cuando estaba en juego la dignidad de la Patria y nos disponíamos a invadir la isla de Perejil, hazaña bélica digna de un gran estadista, hazaña que al final nos hizo ser el hazmerreír de todos, eso sí, conseguimos una excelsa victoria militar al modus Trillo que todavía podemos ver, para nuestra desgracia en Internet.