El dirigente de UGT, buena persona y bienintencionada, con un trato afable con el Presidente, si bien no sabemos si también tiene encima del aparador su foto, achacaba subconscientemente a unos hados malignos el comportamiento de Zapatero, ya que no podía considerar que estábamos ante una actuación voluntaria, producida por una reflexión sesuda que se toma después de haber consultado al conjunto de su partido, a las fuerzas sociales y en consonancia con la importante mayoría social y de izquierdas que le ha venido apoyando parlamentariamente.
Pero no, el Presidente y su Gobierno se han lanzado a una carrera sin freno, en la que cada semana nos despertamos con una nueva medida, con una nueva reforma imprescindible para la mejora de la economía, con mayores recortes sobre los derechos laborales y sociales conseguidos tras años y años de lucha y esfuerzo colectivo, con despidos, sanciones, apaleamientos, huelgas...
El Presidente es un hombre de buen corazón, arquea la ceja y dice que España necesita otros 5 años de reformas, lo quieran los trabajadores o no, pasando por encima de los sindicatos si es necesario y por encima de su estupefacto electorado.
El Presidente no le ha contado a los españoles y españolas quiénes son los culpables de la crisis, dónde están y cuáles son las fuerzas especulativas que quieren nuestros salarios, que nos quieren derrotar por decenios, para mantenernos sumisos y sumisas en el páramo social al que nos conducen.
El Gobierno y su Presidente no pueden, por más que se esfuercen y más que gasten en ello, comunicarnos casi nada de provecho para los trabajadores, para los autónomos, para las capas populares que viven de su esfuerzo y trabajo diario.
El Presidente se empeña en alargar la vida laboral hasta los 67 años, amenaza la negociación colectiva y nos habla de futura grandeza de la patria. ¡Jamás pensamos que este chico con cara de buena persona, hiciera que nos olvidáramos de pasadas pesadillas que fueron apartadas por los votos y la movilización social!
Si los que gobiernan son los mercados y los especuladores, si el legítimo Gobierno del Estado no tiene más alternativa que doblegar nuestros derechos, señor Presidente llame a la ciudadanía a las urnas y que decidan los votos, sin caretas y sobre un mínimo debate y confrontación de ideas y programas. ¡No siga arruinando para decenios las expectativas de mejora de los trabajadores y trabajadoras!
En enero la movilización continua.
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