Para reflexionar en verano:
La estrategia de la Tensión.
Raro es el día en que no nos
desayunamos con una pésima noticia económica, es alucinante ver la desaforada
competencia de las radios, los periódicos y las televisiones en su desenfrenada
carrera por ofrecer las peores noticias económicas, acongojándonos sobre el
despegue al infinito de la prima de riesgo, el incremento de los tipos de
interés del bono español a 10 años o los inmediatos procesos de
reestructuración laboral con miles, centenares de miles de despidos de
empleados y empleadas públicas, a los que previamente se ha reducido el
salario, se le han recortado derechos y se les ha vilipendiado de forma
constante y sistemática para hacerles aparecer ante la opinión pública como un
atajo de vividores a cuya existencia se debe que la crisis esté en pleno
apogeo.
En los últimos días, una vez pasada
la bendita explosión de felicidad y
alegría que ha provocado la eurocopa, felizmente ganada para la gloria de
España, nos volvemos a encontrar con la cruda realidad de una crisis brutal y
salvaje, en la que los especuladores y sus aliados políticos vuelven a la carga
con las viejas letanías sobre que hemos vivido por encima de nuestras
posibilidades, sobre que es imposible que se mantengan los niveles de bienestar
y protección social, sobre que no toda la ciudadanía puede acceder a servicios
públicos de calidad y redistributivos…
Estamos ante un feroz
recrudecimiento del ataque contra los derechos económicos, laborales y sociales
de la inmensa mayoría de la población, ataque que pone en cuestión las bases de
entendimiento y concordia democrática que hacen posible la existencia de un
estado constitucional como el español.
Amedrentar constantemente a la
ciudadanía con que serán arrojados al abismo del rescate como país, implicando
la reducción brutal de las pensiones, más penurias, hambre y despidos (modelo
ya ensayado en Grecia, Portugal e Irlanda), no puede tener un buen final.
Volver con ímpetu a la carga contra los salarios, el empleo y las condiciones
humanas que hacen posible la convivencia social y ciudadana, no es un buen
camino para transitar, pues lleva inexorablemente al conflicto social de una
magnitud incalculable.
Hoy los medios de comunicación
trasladan a los empleados públicos miedo, temor, frustración y rabia,
convirtiéndose en meros propagandistas de los especuladores y sus amigos
políticos, esa gente que es la que ha hundido la economía y está acabando con
la esperanza de millones de personas en todo el mundo.
No conocemos con exactitud la hoja
de ruta del Gobierno sobre empleados públicos, si bien sabemos que quieren
reformar el EBEP, reestructurar a la baja el sector público empresarial,
reducir empleo en el conjunto de las administraciones y tomar medidas sobre el
salario y los derechos laborales; medidas que previsiblemente se concretarán al
calor de la presentación y discusión de los Presupuestos del Estado para 2013,
en el último cuatrimestre del año.
La gente trabajadora en España está
demostrando capacidad de lucha y resistencia, con manifestaciones, huelgas
parciales y generales, peleas por empresa, sector y territorio. Es tiempo de
incrementar esa movilización, de participar de forma más activa y consciente en
la defensa de nuestros intereses laborales y de ciudadanía, preparando las
batallas inmediatas con la confianza en nuestras fuerzas y en la capacidad para
alterar la situación desde la lucha de democráticas de masas.
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